No vuelvas a abrazarme, a besarme, para dejarme volar después habiendo conocido tus abrazos, tus besos. No vuelvas a mirarme con los ojos cerrados. No vuelvas a hacerme sentir por última vez.
No vuelvas a enseñarme el rojo, el azul y el amarillo. No vuelvas a dejarme vivir en los marrones o en los negros. No me des lecciones ni sensaciones. No lo vuelvas a hacer. No quiero aprenderlas.
Sólo quiero que te sientes conmigo, como ese día, rodeados de verdes y con las manos nerviosas. Quiero que me cuentes lo que sientes, lo que piensas y que me digas lo que nunca dices. Quiero volver a agradecerte tanto.
Ya me enseñaste que mis ojos no sólo saben mirar hacia delante. Me enseñaste que me estaba perdiendo la vida que pasaba a mi lado. Me enseñaste demasiado.
Demasiado fue enseñarme que no curaste mis heridas, mi sonrisa. Demasiado fue hacerme entender que sólo yo decido cuando se cierran las viejas batallas. Demasiado fue ver que sólo yo siento y sólo yo sufro, y que sólo yo acabo con el dolor. Demasiado fue lo que me diste.
2 comentarios:
Nunca es demasiado para un ser que merece tanto...
He leido los 3 ultimos post y me han parecido preciosos. Están dotados de una realidad que asusta. Seguiré leyéndote, apunto la dirección. Un saludo
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