jueves, septiembre 14, 2006

Sitges, o cómo sobrevivir a la perversión... ( II )

En un hostal como el nuestro, ese hostal Parellades en el número 11 de la misma calle, hay algo que no encuentras, y es la frialdad de un hotel. Son unas diez habitaciones y un salón y una terraza comunes. Con la llave de tu habitación y la de la puerta de la calle todos los días contigo, no había reparos en llegar a las 9.00 con dos copas de más (sólo dos, eh?) Tenía la sensación de vivir en una residencia de estudiantes. Es sencillamente genial.
Pero más geniales son Manel y Rosa, los dueños. Son absolutamente encantadores y tremendamente comprensivos. ¡Santa paciencia! Eso sí, que no nos echen mucho de menos porque el verano que viene nos tienen allí de vuelta.

Y del hostal Parellades (recalco la idea: ES ALTAMENTE RECOMENDABLE) salieron también Jorge y Juan Carlos, de Zaragoza y Logroño respectivamente. Jorge es pura sencillez, humildad, y Juan Carlos (amén de un episodio de prohibida reproducción textual, jejeje!) es todo corazón. De ambos nos trajimos más que unos teléfonos y varias fotos. Un saludo también a José y Jesús, amigos del riojano.

En fin, creo que esa gente merece un post individual, y seguro que lo tendrán...

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